miércoles, 3 de diciembre de 2008

La hegemonía del cine europeo



Por Jorge García Martínez

Hace ya bastantes meses, en concreto en febrero, con motivo del estreno de 4 meses, 3 semanas y 2 días leí en Babelia un artículo del siempre genial Antonio Muñoz Molina en el que decía que había recobrado la experiencia íntegra y casi perdida del cine como tal.

Esa virtud de hacer recobrar a uno el encanto por el cine y saber exprimir todas las emociones que éste de por sí debe ofrecer sin duda es misión del cine europeo, hay algunas excepciones al otro lado del charco pero la sombra de Hollywood, de sus magnates y de sus putas es muy alargada.

El caso es que ese cine íntimo, solitario, que se proyecta en pequeñas salas, lejos de las grandes multinacionales y empresas, que lo descubres en pequeños artículos, en rumores y recomendaciones y vas indagando en él hasta que por fin lo amas. El cine que refleja como nadie los pequeños espacios, el ambiente de las calles desiertas en la noche, el estupor de lo acontecido, el dilema moral de los personajes….

Ese cine que muchas veces prescinde de secundarios pedantes que dan información acerca de los protagonistas, dejándolo así para la magia de la imaginación de cada cuál. El cine de los finales abiertos, en los que los protagonistas se enfrentan a un mañana después de lo ocurrido.

 El cine mordaz y crítico, ensayístico y muchas veces artístico. Que presenta algo más que puro entretenimiento, que incita a la reflexión. Ese cine sin duda es el europeo, aunque hay ciertas excepciones como Allen, Eastwood, Thomas Anderson, Iñarritu hasta Sofia Coppola pero que curiosamente el público europeo aprecia y acoge mejor que el norteamericano. Sólo hay que ver la genial  e irónica Un final made in Hollywood de Allen para darse cuenta.

El caso es que el mejor cine que he visto en una butaca en los últimos años es made in Europa.

Recuerdo, cuando hace 1 año y medio vi en una sala vacía en Madrid en pleno julio La vida de los otros, esa edificante película, soberbia y magníficamente rodada e interpretada que muestra como era verdaderamente la vida en la RDA. Cuando me palpitaba el corazón en esos minutos finales de 4 meses, 3 semanas y 2 días. Sin duda una de las mejores películas de esta década. Cuando me estremecía y me emocionaba al oír las palabras salidas del parpadeo del ojo izquierdo de Jean-Dominique Bauby en la deslumbrante y poética La Escafandra y la mariposadel gran Julian Schnabel. Cuando una niña me conducía a la reflexión y a la crítica de todo el fundamentalismo religioso que acompaña a la política en la mayoría de países musulmanes en la siempre admirable Persépolis. Cuando acababa la real, violenta y mordaz Gomorra y te das cuenta de que todo lo que has visto pasa mientras tú te encuentras en una autopista a 100 metros de lo acontecido. Cuando el genial Lars Von Trier nos mostraba la crudeza  de la sociedad y de un sistema en el que no podemos hacer nada  en la durísima Bailar en la Oscuridad y posteriormente en Dogville. O cuando un señor llamado Almodóvar nos hablaba de la soledad, de las heridas del pasado, de las que vendrán en el futuro, de la muerte, y ante el silencio nos decía Hable con ella.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bien! keep on writing!