jueves, 27 de noviembre de 2008

El corazón de las tinieblas


J. Conrad

No obstante, como veis, yo no fui a unirme con Kurtz allí y entonces. No lo hice. Me quedé para soñar la pesadilla hasta el final, y para demostrar mi lealtad hacia Kurtz una vez más. El destino. ¡Mi destino! La vida es una bufonada: esa disposición misteriosa de implacable lógica para un objetivo vano. Lo más que se puede esperar de ella es un cierto conocimiento de uno mismo -que llega demasiado tarde- y una cosecha de remordimientos inextinguibles.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

El tortuoso 'Camino' hacia el cielo


Critica de Camino.
Por Jorge García Martínez.

Salgo de ver Camino con la esperanza de que todo haya pasado, de que toda la angustia y todo el desamparo, nunca mejor dicho, exprimidos durante los 125 minutos de su proyección han desaparecido y ahora se encuentran en el limbo de la memoria pero pronto me doy cuenta de que no, de que permanecen inmóviles y de que la imagen de Nerea Camacho postrada en su lecho de muerte retumba en mi cabeza más fuerte que nunca. Siento por una aparte alivio pero alivio de qué me pregunto, si ocurrió de verdad, intento encontrar algo a lo que agarrarme pero como una pesadilla es difícil despertarse hasta que finalmente acaba. Así es Camino pero con una gran diferencia de que no te puedes despertar porque estás despierto.

La película se presenta como una habitación oscura en la que en algunos momentos entran pequeños haces de luz pero que nunca llegan a deslumbrar totalmente, prueba de ello es la gran escena de la playa. Fesser filma una película poderosa, con ese dramatismo sin caer en la ñoñeria e intercalandola con esa evasión que continuamente experimenta la protagonista a través de los sueños y de la propia imaginación digna del los pasajes del Burton de Big Fish aunque sin llegar al poderío poético ni visual de La escafandra y la mariposa del genial Julian Schabel. La película se encuentra entre esos dos mundos, el dramatismo de la realidad y el poder de la imaginación.

Sería impropio por mi parte dejar sin escribir unas líneas de alabanza a Nerea Camacho una actriz de 11 años, inexperta, pero que con esos ojazos y esa sonrisa cautiva al más abyecto de la sala, impecable en esas imágenes en las que se la ve danzando, enamorada y acto seguido postrada en una cama mientras unos maniacos hijos de puta intentan hacerla comprender su sufrimiento. En su corta vida descubre lo mejor y lo peor: el amor y la muerte.

Fesser filma una gran película, junto con La Soledad, de lo mejor que he visto hecho en España ultimamente. Un retrato oscuro del Opus Dei, aunque no nos descubre nada nuevo sobre estos, puesto en los ojos verdes de una niña, en primeros pasos de adolescencia, que acaba de descubrir el primer amor y desgraciadamente el último.